segunda-feira, 3 de novembro de 2008

Día asombrado

Treinta y uno de octubre.El día amaneció un poco extraño.¿ o sería yo que lo veía así?

A las diez horas de la noche estaba haciendo mí caninata noturna, que tengo la costumbre de hacerla en este horario para huir de la agitación de la ciudad durante el día.

Todo estaba oscuro y un poco fuera de lugar. Los árboles estaban plantadas en medio de la calle, las personas me miraban y comentaban cosas no muy agradables sobre mí, todos estaban con ropas diferentes y que causaban espanto a quién veía aquello. Habían murciélagos volando por todos los lados.

Tenía gente vestida de murciélago, bruja, asonbración, y otras cosas que causaban miedo.

Bebían un liquido rojo y grueso que me pareció sangre.No quise más ver esta escena y salí caminando.

Ahora estaba próximo de los rieles, habían personas presas con sogas en todo el cuerpo y también a los rieles. Quise irme allá y ayudar, pero un grupo de indígenas pasó por mí con sus armas y mi levaron por medio de lo bando hasta otro lugar que no sabía donde era.

Era una sala toda oscura, sin ninguna iluminación a no ser los flashes de luces que a veces aparecán. Estaba con mucho miedo, ya había visto cosas tan tenebrosas y no imaginaba lo que iba a ver ahora. De pronto miro un lugar en el rincón de la sala y veo un senhor sentado en una silla muy confortable.

Él no me ve y eso me deja intrigado.Llego má próximo, sin que este me perciba y veo una placa negra y blanca. El hombre coge esta blaca y dice: "escena cuarenta: exorcismo en la cueva.Grabando"

En esta hora no sé si me quedé con mucho miedo o con un cierto alivio.Percibi que estaba dentro de la grabación de una película que estrenaria al cabo de algunos días.

Llegué más cerca del director y lo llamá,hice eso por varias veces, pero él no me escuchaba.Resolví entonces tocarlo y ví que también no tenía resultados.

Escuché una voz llamándome y pregunté quién era y donde estaba, ella no me respondía, miraba para todos los lados y no veía nadie.

De pronto sentí que una mano me tocaba, fue así que percibí que todo aquello no pasaba de un sueño. La voz que me llavaba era de mamá y la película del sueño no era nada más que una versión de mi cabeza para la película: "Un día en Transilvania"

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